La energía solar y eólica requieren medidas para su integración en el sistema eléctrico, según la IEA

Gráfico de IEA.

A medida que la energía fotovoltaica y eólica crecen a gran ritmo en todo el mundo, los gobiernos deben llevar a cabo medidas para garantizar su correcta integración en los sistemas eléctricos, según destaca el informe ‘Integrating Solar and Wind: Global experience and emerging challenges’ de la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés). El informe analiza los esfuerzos para integrar las energías renovables variables en 50 sistemas eléctricos de todo el mundo, destacando los desafíos clave y las mejores prácticas identificadas.

Si no se aplican medidas que acompañen el crecimiento de la energía fotovoltaica y eólica para su integración en los sistemas eléctricos, la generación eléctrica a partir de ambas fuentes podría ser un 15% menor en 2030. Fuente: IEA.

La energía fotovoltaica y eólica son tecnologías que impulsan la descarbonización del sector eléctrico, donde representan dos tercios de las reducciones en las emisiones de CO2 en una trayectoria hacia la neutralidad climática para mediados de siglo. Entre 2018 y 2023, la capacidad de energía fotovoltaica y eólica en todo el mundo aumentó más del doble, y su participación en la generación de electricidad casi se duplicó. Gracias a las políticas gubernamentales de apoyo y reducciones de costes, las previsiones indican que la capacidad de estas fuentes renovables seguirá expandiéndose rápidamente hacia 2030.

Sin embargo, para maximizar las ventajas de esta capacidad adicional, estas fuentes de energía renovable variable deben estar bien integradas en los sistemas eléctricos a medida que se implementan. Según el informe de la IEA, retrasar la implementación de medidas para apoyar su integración podría resultar en que la generación eléctrica a partir de energía fotovoltaica y eólica sea un 15% menor en 2030 y su participación en la combinación eléctrica mundial disminuya cinco puntos porcentuales.

A través del análisis de las medidas de integración de energía fotovoltaica y eólica en 50 sistemas energéticos, que representan casi el 90% de la generación fotovoltaica y eólica mundial, el informe emite evaluaciones actualizadas de los países utilizando el marco de la IEA para las fases de integración de energía renovable variable, desarrollado originalmente en 2017 y actualizado por última vez en 2019.

Políticas energéticas para la integración renovable

En un escenario en el que los países cumplan con sus objetivos en materia de energía y clima, los que actualmente tienen una baja proporción de energía renovable variable en sus combinaciones energéticas representan dos tercios del crecimiento de la generación hasta 2030, según recoge el informe. El documento destaca que estos países pueden impulsar la implementación renovable sin necesidad de cambios radicales en todo el sistema, mediante medidas como mejorar las previsiones y la flexibilidad de los activos existentes.

No obstante, el informe señala que los desafíos más difíciles se materializan en niveles más altos de penetración de la energía fotovoltaica y eólica. En este sentido, destaca los casos de países como España, Dinamarca, Irlanda o Australia del Sur, que a pesar de los retos están encontrando igualmente la forma de abordar estos problemas, sirviendo de modelo para otros países. En este sentido, el desarrollo de sistemas de almacenamiento y nuevas redes eléctricas está resultando clave en la gestión de las variaciones en la producción de energía fotovoltaica y eólica a lo largo del día y de las estaciones.

La mayoría de las soluciones tecnológicas para abordar obstáculos emergentes, como la necesidad de una mayor estabilidad y flexibilidad, están en fase de maduración, y el éxito de su implementación a menudo depende de políticas y medidas regulatorias adecuadas más que de los propios avances tecnológicos. El documento concluye que la incorporación de mayores niveles de energías renovables variables requiere transformar las actividades tradicionales de planificación y operación, lo que requerirá medidas proactivas a nivel mundial para seguir el ritmo creciente en la adopción de energías renovables en todo el mundo.

 
 
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