Mediante dos plantas piloto de sistemas agrovoltaicos con cultivos hortícolas, el departamento de Agronomía de la Universidad de Sevilla (US) y la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) trabajan en el proyecto ‘Producción sostenible de hortícolas basada en sistemas agrovoltaicos’ para explorar las posibilidades de cultivar hortalizas al mismo tiempo que se genera electricidad mediante paneles solares. Se prevé que el proyecto finalizará en agosto de 2026.
Cada una de estas plantas piloto estará formada por un conjunto de paneles solares separados entre sí por una distancia de cuatro metros y elevados tres metros sobre el suelo. La elevación de los paneles solares tiene como objetivo aumentar la superficie que recibe sombra. Esta altura, unida a la separación entre los soportes en los que se apoyan dichos paneles, se ha diseñado también para permitir el paso de maquinaria agrícola entre ellos y hacer viable la explotación comercial de los cultivos.
El proyecto ha instalado una planta piloto en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica de la US, y otra en Madrid, para medir la influencia de la latitud en el comportamiento, tanto de las hortalizas como de los sistemas fotovoltaicos. En ambas está previsto realizar rotaciones de cultivos hortícolas, lo que permitirá estudiar ciclos de distintas especies, con el fin de analizar los efectos diferenciales en función de la especie y el ciclo.
Combinación de energía fotovoltaica y agricultura
Los investigadores parten de la hipótesis de que la sombra que proporciona la instalación reducirá la necesidad de agua de las plantas, con el consiguiente ahorro en el riego, sin que esto afecte a la calidad y cantidad de la producción. Al mismo tiempo, ante posibles sobrecalentamientos, los paneles solares también obtendrán beneficios de tener estos cultivos debajo de ellos, ya que puede ayudar a reducir varios grados la temperatura de los paneles gracias a la transpiración de la planta y la consiguiente emisión de vapor de agua.
Además de los beneficios de la unión del cultivo y la planta fotovoltaica, esta actividad conjunta permite realizar un uso más eficiente del territorio, ya que la energía fotovoltaica requiere amplias extensiones de terreno. De esta forma, se da una utilidad adicional a la superficie de cultivo y se cubre al mismo tiempo esta necesidad energética.