El parque fotovoltaico Kalyon Karapınar, situado en el desierto de Karapınar en Anatolia (Turquía), comenzó a funcionar en mayo de 2023. Con una capacidad instalada de 1.350 MW, la mayor planta de energía solar de Europa proporciona suministro energético para dos millones de personas, además de evitar la emisión a la atmósfera de tres millones de toneladas de CO2. Pero la instalación decidió dar un paso más allá en materia de eficiencia energética con el edificio de control de la planta fotovoltaica, que no solo realiza tareas de control y monitorización, sino que supone en sí mismo un elemento arquitectónico que eleva el nivel de sostenibilidad del parque solar.
La instalación de Kalyon Karapınar comenzó a construirse en enero de 2020 de la mano de la compañía Kalyon Energy en el marco del proyecto Áreas de recursos de energía renovable (RERA), y se tomó la decisión de utilizar el terreno que había sufrido la desertificación en la cuenca de Acıgöl debido a prácticas agrícolas insostenibles, cambio climático y riego inadecuado, como área de recursos de energía renovable.
Los más de tres millones de paneles solares de la planta solar Kalyon Karapınar se extienden a lo largo de un terreno de 20 millones de metros cuadrados, equivalente a 2.600 campos de fútbol, lo que la convierte en la central fotovoltaica más grande de Europa. Con una inversión de mil millones de dólares, la capacidad instalada de 1.350 MW permite a la planta de energía solar producir aproximadamente 3 mil millones de kWh de electricidad al año, lo que corresponde aproximadamente al 1% de la electricidad anual consumida en Turquía. Así, Kalyon Karapınar permitió aumentar en un 20% la cuota de energía solar instalada en el país.
Por su parte, el moderno edificio de control de la planta solar fue diseñado por el estudio de diseño arquitectónico Bilgin y presenta un marcado enfoque energético. Además de realizar funciones de gestión, monitorización y control del parque fotovoltaico, la edificación incorpora sus propios paneles solares y numerosos elementos arquitectónicos que reducen la huella ambiental de la infraestructura.
Edificio de control del parque fotovoltaico Kalyon Karapınar
Una de las funciones principales del edificio es proporcionar una infraestructura tecnológica para el control de la planta solar. Sin embargo, más allá de proporcionar esta infraestructura, el edificio se considera una interfaz con sus propias tecnologías energéticas sostenibles. Esta edificación está ubicada a 40 metros de los paneles solares y en una disposición que evita la proyección de sombras sobre los paneles solares.
Las fachadas del edificio presentan altos niveles de reflectancia para su correcta integración en el desierto. Al tiempo que garantiza un uso eficiente de la energía, el diseño de la fachada también constituye una parte importante de la identidad del edificio. La fachada, formada por dos capas, está diseñada para minimizar la radiación solar que incide sobre la fachada principal. La fachada secundaria, que evita altas exposiciones al calor durante la mayor parte del año, está formada por 7.200 paneles de acero inoxidable en cuatro niveles diferentes de transparencia.
El diseño de la fachada se basa en parámetros como la dirección geográfica, el espacio circundante y los requisitos de iluminación óptimos, creando al mismo tiempo un patrón arquitectónico único. Debido a su superficie reflectante, el material cambia de color, proporcionando una variedad de condiciones de iluminación a lo largo del día.
Diseño arquitectónico energéticamente eficiente
La propia edificación incluye paneles solares, colocados en una superficie de 20 kilómetros cuadrados a una altura de 150 cm del suelo, creando un nuevo nivel de suelo. En consecuencia, la estructura, sostenida por 86 pilotes de fricción debido a las condiciones del terreno, se eleva dos metros sobre el terreno natural.
Por otro lado, todas las salas técnicas del edificio se ubican en el sótano, garantizando la máxima transparencia a nivel del suelo. Al elevar el nivel del suelo y optimizar las dimensiones de los pisos del sótano, se reducen las áreas de excavación y se minimiza el impacto ambiental de la estructura sobre el terreno natural debido a la extensión de los cimientos elevados con consolas de cuatro metros alrededor de la estructura. Por otro lado, una rampa proporciona acceso a la estructura elevada.
Este edificio ofrece diferentes espacios experienciales. La fachada asume un papel reflectante para el entorno y funciona como una cortina transparente para el interior, mientras que la zona del vestíbulo se extiende hasta la cafetería y el salón de usos múltiples en una infraestructura que puede albergar diversos eventos, paneles y talleres.
Los núcleos de hormigón, una extensión de la construcción de hormigón armado que se encuentra en las cuatro esquinas de la estructura funcionan como infraestructuras y circulaciones verticales para el sótano. Los elementos estructurales de acero que envuelven el edificio funcionan en conjunto con estos bloques de hormigón, lo que permite una mayor transparencia en la planta baja.
Un jardín como microecosistema sostenible
En el centro de la estructura, se ha colocado un jardín con abundante vegetación diseñado con especies vegetales endémicas que requieren un riego y mantenimiento mínimos, establece un microclima sostenible. El jardín determina todas las áreas de circulación y jerarquías espaciales del edificio al tiempo que funciona como un área protegida que contrasta con las condiciones climáticas del exterior del edificio.
Además de ser una parte funcional de la estructura, el jardín sirve como herramienta pasiva de control climático. Los árboles crean grandes áreas de sombra en verano que evitan en la medida de lo posible que el calor entre desde la fachada transparente del patio, y contribuyen al calentamiento de la estructura tras perder sus hojas en invierno. Apoya la eficiencia de los sistemas mecánicos de calefacción y refrigeración, y satisface sus necesidades de agua mediante un sistema que recoge y almacena el agua de lluvia.
El jardín también define el recorrido que conduce a la azotea a través de unas escaleras. La terraza del edificio ofrece una panorámica de 360 grados sin ningún elemento estructural que bloquee las vistas, lo que permite observar toda la planta solar. Además, esta ‘cubierta verde’ forma una eficaz capa aislante para el edificio.
En definitiva, el edificio de control del parque fotovoltaico Kalyon Karapınar se integra a la perfección en el ambiente desértico de Anatolia, además de armonizar con la gran instalación fotovoltaica. No se limita a realizar sus funciones de control y monitorización, sino que extiende la generación de energía solar más allá del propio parque fotovoltaico mediante la integración de paneles solares en la azotea del edificio, además de numerosos elementos arquitectónicos que minimizan la huella ambiental de la edificación.