Las instalaciones solares en zonas agrícolas pueden preservar el hábitat natural, según un estudio

Trabajador en una instalación solar en terreno agrícola.

Los investigadores del Laboratorio Nacional Argonne y el Laboratorio Nacional de Energía Renovable (NREL) del Departamento de Energía de los Estados Unidos (DOE, por sus siglas en inglés) han realizado un estudio de campo de cinco años de duración para cuantificar el valor ecológico de las instalaciones fotovoltaicas construidas en terrenos agrícolas. Así, examinaron cómo se establece la vegetación y cómo responden las comunidades de insectos en dos sistemas solares implantados en antiguas tierras agrícolas situadas en el sur de Minnesota.

Los datos recogidos por los investigadores demostraron que una correcta ubicación de los paneles solares puede ayudar a preservar la biodiversidad de la zona. Foto: Laboratorio Nacional Argonne/Lee Walston.

Según el Estudio de Futuros Solares del NREL, se necesitarán aproximadamente 10 millones de acres de tierra en Estados Unidos para el desarrollo de energía solar a gran escala para 2050 con el fin de cumplir con los objetivos de descarbonización. Para cumplir este cometido, los antiguos campos agrícolas son lugares ideales para albergar hileras de paneles solares en comparación con las tierras que no han sido utilizadas anteriormente.

Combinar instalaciones de energía solar con la mejora del hábitat podría ser una estrategia para abordar los desafíos energéticos y de biodiversidad. Hasta la fecha, sin embargo, no se han registrado apenas datos para documentar la viabilidad y los beneficios ecológicos de este nuevo enfoque de uso de la tierra.

Las dos instalaciones solares estudiadas se implantaron con pastos nativos y plantas con flores a principios de 2018. Desde agosto de 2018 hasta agosto de 2022, los investigadores realizaron 358 encuestas observacionales de vegetación en flor y comunidades de insectos, y evaluaron los cambios en la abundancia y diversidad de plantas e insectos. Con el tiempo, los investigadores observaron que el número y los tipos de plantas con flores aumentaban a medida que el hábitat maduraba.

Al final, el equipo observó aumentos en todas las métricas de hábitat y biodiversidad. Hubo un aumento en la diversidad de especies de plantas nativas y en la abundancia de flores. Además, el equipo observó aumentos en la abundancia y diversidad de insectos polinizadores nativos e insectos beneficiosos para la agricultura. La abundancia total de insectos se triplicó, mientras que las abejas nativas mostraron un aumento de 20 veces.

Los investigadores también descubrieron que los insectos polinizadores en zonas con paneles solares también acudían a las flores de soja de los campos de cultivo adyacentes, proporcionando así servicios adicionales de polinización.

Relación entre la energía solar y el hábitat natural

Los resultados de la investigación sugieren dos implicaciones importantes de la energía solar respetuosa con el hábitat. Una de ellas es que pueden desempeñar un papel importante en la conservación de la biodiversidad. Se espera que en el futuro se desarrollen grandes cantidades de energía solar montada en el suelo, pero si se ubica correctamente, la energía solar respetuosa con el hábitat puede compensar las pérdidas de áreas naturales para proporcionar beneficios a la biodiversidad.

En segundo lugar, las instalaciones solares respetuosas con el hábitat pueden ayudar a mitigar los conflictos de uso de la tierra asociados con la conversión de tierras de cultivo para la producción de energía solar. Dado que aproximadamente el 80% del futuro desarrollo de la energía solar montada en el suelo podría producirse en tierras agrícolas, la ubicación adecuada de los paneles no sólo puede preservar las tierras agrícolas, sino que podría hacer que las tierras de cultivo sean más productivas a través de los servicios de polinización.

 
 
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