El Centro de Investigación en Energía Solar Térmica Concentrada (Csiro) de Newcastle, Australia, se encuentra investigando sobre cómo la energía solar térmica concentrada (CST) puede ayudarnos en el proceso de descarbonización. Según los investigadores, han conseguido alcanzar altas temperaturas utilizando partículas cerámicas en caída, y con esto han conseguido crear calor para luego almacenarlo.
Según el estudio, la CST con partículas cerámicas puede ofrecer una fuente de energía confiable y ecológica. El proyecto piloto de Csiro en Newcastle consta de 400 espejos, pero, a gran escala, podría utilizar más de 10.000 espejos más grandes que podrían generar una energía similar a la de una planta de carbón de 100 MW.
La CST para los expertos no compite con la energía solar fotovoltaica (PV), ya que ésta proporciona energía cuando brilla el sol, mientras que la CST toma energía del sol, la almacena y luego permite al usuario usar esa energía cuando el sol no brilla, como durante la noche o en días nublados.
Tecnología del proyecto CST de Csiro: partículas cerámicas
Los investigadores aseguran que se trata de saber cómo convertir esta energía en calor de manera segura y eficiente y almacenarla para su uso posterior. La generación de energía con tecnología CST se parecería a una central eléctrica alimentada por carbón sin carbón, ya que utiliza la misma turbina.
Anteriormente se ha usado sal fundida o aceite de alta temperatura, pero solo pueden calentarse a temperaturas de 600°C o 400°C, respectivamente. Sin embargo, utilizando partículas cerámicas del tamaño de la arena, la planta piloto de Csiro ha alcanzado temperaturas de hasta 803°C, con el potencial de llegar hasta 1000°C.
Las partículas cerámicas son similares a las utilizadas en la fracturación hidráulica, son económicas y se consiguen de forma sencilla. Caen desde la parte superior de la torre y se calientan mediante la energía solar concentrada, formando una cortina de calor. Luego, las partículas se recolectan y almacenan en silos, y posteriormente se pueden utilizar para producir vapor para energía u otras aplicaciones industriales.
Las centrales eléctricas de carbón típicas utilizan una turbina de vapor que funciona a 540°C. En lugar de utilizar carbón para generar calor para sobrecalentar el vapor, con esta tecnología capturan la energía del sol y la almacenan durante 10 a 15 horas, lo cual la convierte en una gran solución renovable y rentable.